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Juan Ignacio Cerda: “Los arquitectos han sido desplazados de la discusión de la ciudad”

01/06/2015

  • El socio de la oficina Elemental, que hace días ganó el premio al Diseño del Año, hace un análisis de la arquitectura nacional.

Fuente: La Segunda

Juan Ignacio Cerda: “Los arquitectos han sido desplazados de la discusión de la ciudad”

Por Martín Romero E.
Proyectos de viviendas sociales en Constitución y en Choapa y un edificio de oficinas en Shanghái, China, para una compañía farmacéutica. Estos son parte de los diversos desafíos en los que trabaja hoy Elemental, la oficina chilena de arquitectura más premiada de los últimos años.

Hace sólo ocho días ganaron el premio Diseño del Año que entrega el Museo del Diseño de Londres, uno de los más prestigiosos del mundo, por el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini (del campus San Joaquín).

Juan Ignacio Cerda, socio de Elemental y arquitecto encargado de la construcción del premiado edificio dice que “ya nos sentíamos honrados de haber sido nominados para un premio que tiene un estándar muy importante. Competíamos con tres premios Pritzker que es como el Nobel de la arquitectura. Ganar para nosotros fue inesperado”.

-Este es el cuarto premio internacional que reciben, ¿cuál es el secreto?
-Creemos que la manera de enfrentar los problemas es hacer uso riguroso del sentido común. No tenemos otra fórmula. Esto tiene que ver con contestar bien la pregunta correcta en el proceso de diseño. Cuando tú diseñas viviendas sociales, por ejemplo, la pregunta más importante es si podrías vivir ahí. Hoy, en cambio, se piensa desde el lugar común, trayendo los clichés o estilos de los países desarrollados cuando lo que tenemos que hacer es hacernos bien las preguntas. No hay más tips que este.

-En ese contexto hoy son muchos los que critican diseños que la arquitectura está haciendo en Santiago.
-Acá hay temas que se tienen que enfrentar cuando te haces cargo de intensificar el uso del suelo. Primero, utilizar al máximo la red de transporte que permite conectarte con tu trabajo, con la educación, con la salud. De toda lógica es que los barrios que tengan esa conectividad se densifiquen, sin embargo la pregunta es ¿cómo? Creemos que la altura no es necesariamente una buena manera de densificar. Un buen diseño de ciudad, en alturas medias o bajas permite sacar el máximo provecho y evitar el crecimiento de la ciudad hacia la periferia.

-Pero eso es todo lo contrario a lo que vemos hoy en avenidas clave de la ciudad, como en Irarrázaval, donde abundan las torres de treinta pisos. ¿Era necesario tanto?
-Creo que no. Nosotros apelamos, por ejemplo, a que las viviendas sociales se instalen donde han vivido históricamente sus beneficiarios, para que no sean desplazados hacia las periferias donde el precio del suelo es mucho más bajo. El problema es que ese precio, en los lugares que están bien conectados, es muy alto y la única manera de poder construir ahí es con densificación y la manera más obvia de hacerlo es en altura. Pero cuando hemos trabajado en viviendas sociales lo hemos hecho a baja altura y sin hacinamiento.

Crítica constructiva

-En una columna reciente, el presidente del Colegio de Arquitectos decía que hacía falta una crítica a la arquitectura. ¿Está de acuerdo?
-Creemos que el gran precio que han pagado los arquitectos por preocuparse solo de los temas de arquitectura ha sido la irrelevancia. No se han preocupado de los problemas reales, de una real participación ciudadana, o incorporar restricciones en el diseño. Hemos sido desplazados de la discusión de la ciudad y la ciudad ha sido llevada al manejo que tiene el mercado inmobiliario del uso del suelo. Los arquitectos tenemos que volver a formular bien las preguntas y recoger las restricciones. Debemos instalar en la mesa de discusión propuestas serias con participación ciudadana y con capacidad de responder a las necesidades que presenta la ciudad.

-¿Y por qué el arquitecto ha dejado de ser actor en el espacio público?
-Los arquitectos se han preocupado de problemas que sólo les importan a ellos. Las escuelas de arquitectura, la formación de los arquitectos, se ha centrado sólo en mirarse a sí mismos. Es cosa de ver las revistas de arquitectura para darse cuenta de que no se están planteando temas de seriedad, que involucren el desarrollo de la ciudad y por eso hemos caído en la irrelevancia.

-Ustedes han ganado premios por proyectos públicos. ¿Faltan buenas ideas desde la arquitectura para fines privados?
-No siempre el origen del financiamiento es el que condiciona la calidad de la arquitectura. La calidad se mide por cómo se formulan las preguntas, que es la manera en la cual nosotros ‘informamos la forma’. En el caso de un edificio, habría que preguntarse si es necesario hacer un diseño con lugares comunes, con un muro cortina por ejemplo, como son la mayoría de los edificios que se hacen en Chile. Ahí hay que tener sentido común y buscar cómo protegernos del sol, ya que los mayores consumos de energía son por radiación solar (por enfriamiento).