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Desde huertas a cavas y muros de escalada: lo nuevo en equipamiento para los edificios

31/12/2014

  • Los nuevos proyectos inmobiliarios están sacando espacios comunes cada vez más sofisticados. El tipo de público y la cantidad de viviendas que tendrán que prorratear su mantención y uso, son los dos factores claves para definir cuáles de estos facilities de última generación se incluyen en cada desarrollo habitacional.

Fuente: El Mercurio

Desde huertas a cavas y muros de escalada: lo nuevo en equipamiento para los edificios.

María de los Ángeles Pattillo
Hace ya un par de años que prácticamente todos los edificios nuevos en Santiago incluyen gimnasio, piscina y sala multiuso. Sin embargo, las inmobiliarias han ido agregando equipamientos cada más sofisticados. La oferta actual incluye lounge con fogones exteriores, puntos de reciclaje, cavas de vino en subterráneos, espacios habilitados para el lavado de autos, salones gourmet (con cocina incluida) y salas de juego con mesa de pool y bar, por ejemplo.

“Estas zonas comunes son las que en definitiva le dan el carácter al edificio”, señala Nicole Solé, gerente general de Exxacon Gestión Inmobiliaria.

La firma de arquitectos Archiplan trabaja actualmente con 16 inmobiliarias. Según su presidente y además director de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), Ignacio Hernández, lo que más ha evolucionado son los facilities relacionados con el tema lúdico y gastronómico. Para Rodrigo Lyon, gerente general de Actual Inmobiliaria, se trata de un equipamiento genérico y de fácil mantención: “Hay que buscar alternativas que generen pocas externalidades para que no haya gente que pueda rechazarlos”.

La demanda detrás
No todos valoran de la misma forma los espacios comunes. Hay coincidencia en que los estratos sociales más acomodados tienden a usarlos menos. “El equipamiento no tiene tanta relevancia cuando la gente tiene la opción de ir a buscar otros lugares de dispersión, si puede ser socio de algún club o salir fuera de Santiago el fin de semana”, explica Solé, quien identifica este fenómeno en viviendas sobre las 6.500 UF.

Hernández, de Archiplan, coincide con este diagnóstico y critica: “A todas las inmobiliarias les interesa que figure en su publicidad que tienen equipamiento comunitario, pero hay poca sensibilidad respecto de su real uso. Más les interesa tener todo un check list “. A su juicio, los desarrolladores debieran ser más valientes: “Hay algunos que no se atreven a no poner piscina en algunos proyectos, aunque saben que el 80% de los compradores no la va a usar”.

El escenario es totalmente distinto en los proyectos bajo las cinco mil UF, donde los facilities se transforman en potentes ganchos de venta. “A través de los facilites les damos la oportunidad de tener un beneficio sin pagar montos importantes”, señala Andrés Ergas, gerente comercial de Ralei Grupo Inmobiliario.

Para Rodrigo Lyon, el equipamiento es protagónico, especialmente en edificios con departamentos más pequeños: “Son viviendas de una dimensión donde es difícil agregar nuevos espacios. Como los precios de las viviendas subieron mucho, preferimos mantener la superficie, pero agregamos mejores instalaciones”.

Además del tamaño del departamento, importa el número. El nivel de los recintos comunitarios va a depender de la cantidad de viviendas que puedan aprovecharlos y amortizar el gasto de su mantención. “El volumen es clave, porque lo que uno busca es que tenga muy poco impacto en el costo de los gastos comunes”, indica Solé.

Para dónde va el mercado
Frente a esta nueva generación de equipamientos, el rol de la administración va cobrando importancia. Una muestra de lo anterior es que, a pesar de que actualmente se vende prácticamente todo el edificio en verde, las inmobiliarias tienden a permanecer entre seis meses y hasta cinco años como miembros del comité de administración. “Lo que queremos es echar a andar el edificio en conjunto, para ayudar a la comunidad y, además, tenemos un buen feedback de lo que está pasando”, señala Juan Pablo Monge, gerente general de Desco.

Por su parte, el administrador está siendo cada vez más exigido. “No solamente debe administrar bien los dineros de la comunidad, sino que tiene que estar presente en el buen uso y mantención de los recintos del edificio”, destaca Andrés Ergas.

A futuro, Nicole Solé cree que el equipamiento será cada vez más especializado: “Los edificios mientras más neutrales, pensados para todo público y sin gusto a nada, la gente no los compra. Los proyectos se la van a jugar más”. En ese sentido, Ergas apuesta a la mayor presencia de servicios: “El día de mañana podríamos ver restaurantes que atiendan a la comunidad, o que en la piscina se ofrezcan clases de natación, por ejemplo”.

Sin embargo, Monge no lo ve posible por su alto costo. “La gente cada día está mirando más su gasto común y una cafetería o restaurante no es sustentable en torres de 200 departamentos. Esos equipamientos que van un poco más allá tienden a no funcionar. Incluso en edificios de Providencia y Santiago Centro ya ni siquiera ponen piscina”.

Para Ignacio Hernández, depende mucho del sector donde se ubique el proyecto. “Si me dices que un edificio en Apoquindo va a instalar un restaurante no tiene sentido, con toda la oferta gastronómica que hay a pocas cuadras”, concluye.

NO TODOS VALORAN DE LA MISMA FORMA LOS ESPACIOS COMUNES. HAY COINCIDENCIA EN QUE LOS ESTRATOS SOCIALES MÁS ACOMODADOS TIENDEN A USARLOS MENOS.

Lo último en instalaciones
Medio ambiente . En Actual disponen en unos de sus proyectos de una huerta comunitaria de 77 m para que cada propietario pueda cultivar sus propias frutas y verduras. En esa misma línea tienen “clósets ecológicos” en todos los pisos, con dispensadores para separar el tipo de basura en vidrios, cartones, plásticos y pilas.

Cultura. En un proyecto de Valparaíso, Desco tiene una sala de exhibición de objetos antiguos relacionados con el hospital alemán que se ubicaba donde hoy está su edificio. “La gente lo valora porque ve un rescate patrimonial”, dice Juan Pablo Monge.

Exxacon, por su parte, incluyó en los pasillos del primer piso y en hall de acceso de un proyecto en Ñuñoa distintas instalaciones de arte, relacionadas con el graffiti . “Quisimos llevar el barrio de Ñuñoa adentro del edificio y rescatar la cultura del arte callejero”, dice Nicole Solé.

Vida sana . Los proyectos nuevos están ofreciendo un espacio cada vez más protagónico a las bicicletas. Por ejemplo, un proyecto de Exxacon dispone de 13 bicicletas de libre uso, con espacio especial para ellas en el subterráneo, que incluye un taller y una salida diferenciada de los autos.

Entretención . Cada vez más inmobiliarias están incorporando lounge para eventos sociales, como también salas que incluyen pool y bar e incluso salas de cine, sin ventanas, con el suelo inclinado, butacas y sistema de sonido especial.

Para el aire libre, Ralei tiene en un edificio un muro de escala para niños, mientras que Manquehue incorporó en uno de sus proyectos de casas un parque educativo al aire libre, que cuenta con la asesoría de especialistas en el desarrollo de habilidades psicomotoras, sociales y psicológicas.

Cocina . Las cavas de vino en los subterráneos también han ido ganando protagonismo. Asimismo, cada vez más inmobiliarias incluyen los salones gourmet , con cocina equipada.

Mayor uso de infraestructura comunitaria en segunda vivienda
Fuera de Santiago es mucho más fácil entregar áreas comunes más interesantes, dice Juan Pablo Monge, de Desco. “Hay más espacio y se puede abrir la oferta: incluir senderos, lagunas, piscina con juegos especiales. Eso en Providencia no puedes hacerlo”, precisa.

Según su experiencia, el uso del equipamiento en segundo vivienda es más intenso que en primera: “La gente ocupa las instalaciones porque no hay una rutina. Están de vacaciones o en un fin de semana y quieren aprovecharlo”. En ese sentido, la incorporación de equipamiento de mayor costo, como piscinas temperadas, se justifica. “La segunda vivienda es algo distinto”, coincide Ignacio Hernández, de Archiplan.