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Londres se viste de Manhattan

20/10/2014

  • Hay más de 230 rascacielos proyectados o en construcción que podrían cambiar la cara de la ciudad por completo.

Fuente: El Mercurio

Londres se viste de Manhattan.

Hace años el Big Ben y la catedral de Saint Paul dominaban el cielo de Londres, y Peter Pan salía volando de casas minúsculas comparadas con los rascacielos que han cambiado el cielo, y el suelo, de la ciudad.

Doscientos treinta y siete rascacielos están en construcción o tienen permiso para empezar en los próximos años en Londres, según un estudio de 2014 de la New London Architecture, un cambio radical en el perfil de una ciudad que presumía de un estilo a escala humana, de casas de ladrillo de tres pisos y grandes ventanas.

La cifra fue una revelación incluso para las autoridades, porque los permisos los concede cada barrio y no hay un organismo público de la capital que centralice la información.

“El número de rascacielos que vamos a ver surgir en los próximos 10 años va a cambiar la cara de Londres como nunca se había visto en la historia, aparte quizás de cuando se construyó la catedral de Saint Paul”, completada en 1710, explicó a France Presse Peter Murray, presidente de la NLA, una organización de análisis de la arquitectura y la planificación urbana de la capital.

La catedral mide 111,3 metros, prácticamente un tercio que The Shard (306 metros), el rascacielos más alto de Europa, que se alza en el barrio londinense de Southwark, y menos que 68 de los próximos rascacielos.

La llegada de todas estas construcciones se debe “a que Londres atraviesa un período de enorme crecimiento; están llegando 100 mil habitantes más cada año, lo que significa que la actual poblacion de 8,3 millones crecerá hasta los 10 millones en 2030 y 13 millones en 2050″, explicó Murray.

“Tenemos escasez de casas, precios del suelo altos, mucha inversión internacional, y unas autoridades locales” necesitadas de impuestos que reciben con los brazos abiertos cualquier nuevo proyecto, agregó.

Sin embargo, avisó Murray, la vivienda que aportarán los rascacielos no es barata. “Están diseñados para ricos. Es totalmente lo contrario de lo que vimos en los años 60 y 70, cuando se construían edificios feos de hormigón para pobres”.

Ahora son torres de cristal relucientes, cuyos apartamentos más altos valen millones y millones de libras. Tienen formas originales que rompen con su entorno y les valen apodos, como el Pepinillo ( gherkin ) del arquitecto británico Norman Foster o el Walkie-talkie del uruguayo Rafael Viñoly.

Para los firmantes de una carta que apareció en el dominical The Observer -arquitectos, asociaciones de vecinos y de preservación del patrimonio, entre otros- “muchos de esos rascacielos son de una calidad arquitectónica mediocre” y amenazan “el carácter único de Londres y su identidad”.

A mucha gente, sin embargo, le gustan. Como a Neal Davies, un ciudadano que paseaba por delante del Walkie-talkie y que dijo que “cuando se construyó la Torre de Londres tampoco gustaba a la gente”.

“Es asombroso”, dijo otro peatón Andy Arwood, sobre el rascacielos de Viñoly. “Es el mejor edificio de Londres”.