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Arte al servicio del verde

22/09/2014

  • El Jardín Botánico Culiacán -lleva 28 años funcionando al noroeste de México- es un ejemplo de cómo se pueden conservar especies en peligro de extinción y nativas, con una puesta en escena que potencia el paisajismo a través del arte contemporáneo y la arquitectura.

Fuente: El Mercurio

Arte al servicio del verde.

Hay varias cosas acerca de las plantas que se pueden aprender sin tener que viajar al Jardín Botánico Culiacán, ubicado al noroeste de México. Basta con abrir su sitio web para enterarse fácilmente de datos como que la vainilla es una orquídea y es la única de ellas que se cultiva para fines industriales y no solo ornamentales; que los hongos no son plantas ni animales, pero por su estructura química son más parecidos a los animales; o que algunos árboles y plantas muestran un fenómeno llamado caulifloria, en el que las flores surgen directamente del tronco. También que las Cícadas o Palmas de la Virgen surgieron en el planeta hace más de 260 millones de años, coexistiendo con los dinosaurios. Son hechos que resultan interesantes hasta para los que saben poco de vida natural, pero que se hacen mucho más evidentes al recorrer en vivo este parque.

La historia del jardín nació hace 28 años, cuando el ingeniero Carlos Murillo Depraect (1925-2006) donó su colección de especies botánicas para crear un centro de conservación, educación, investigación científica y exhibición de plantas nativas, exóticas y en peligro de extinción. Él se crió en un vivero que administraba su mamá y llevaba décadas formando este conjunto, y en la medida que este fue creciendo con piezas tomadas de distintos países, también aumentó su conocimiento y destreza para el manejo de estas especies, en su mayoría exóticas y ajenas al territorio mexicano.

Creó entonces este jardín en su ciudad natal, Culiacán, la capital del Estado de Sinaloa -a dos horas de vuelo desde Ciudad de México-, un espacio público de 10 hectáreas que se ha convertido en un importante muestrario de botánica internacional, con 1.200 especímenes diferentes, 400 géneros, 100 familias y 16 colecciones botánicas, desplegadas en un conjunto paisajístico moderno para su estudio y preservación.

Ahí se pueden conocer bellezas regionales como la Bursera Simarouma o Torote, un árbol Mexicano frondoso con tallos de un rojo intenso. También especies en peligro de extinción como la Palma Talipot, considerada “la Reina del Jardín”, porque tiene enormes proporciones, demora unos 40 a 60 años en florecer y cuando lo hace, el racimo puede llegar a tener 2 millones de flores; o el Guayacán, árbol mexicano que ofrece una de las maderas más duras del mundo, y unos frutos color rojo sangre que sirven de alimento para aves pequeñas.

Pero entre tanta naturaleza y vegetación exuberante y exótica, aparecen también otros atractivos de este jardín. “El proyecto tiene vertientes de distintas disciplinas que se complementan entre sí para formar este espacio; como son la botánica, el paisaje, la arquitectura y arte contemporáneo”, dice el hijo del fundador, Carlos Murillo Michel, hoy director del parque.

Es por esto que para incorporar el arte se invitó al curador mexicano Patrick Charpenel, quien propuso convertir el jardín en un espacio donde se pudiera descubrir el arte contemporáneo de manera inesperada, pero al mismo tiempo, que hiciera mucho más interesante la experiencia botánica. Se hizo una selección de 37 autores de distintas nacionalidades, de manera que el diseño del parque siguiera siendo lo más importante, y para esto los artistas pudieron visitar el jardín y elaborar una obra según la experiencia de ellos en este lugar.

En cuanto al aporte arquitectónico, la encargada fue la reconocida Tatiana Bilbao, quien partió de un plan maestro para mejorar “la relación entre la vegetación, la inclusión de nuevos edificios y la intervención de arte”. El resultado de su proyecto fueron nuevos caminos, edificios y espacios para recorrer el jardín; pero estas construcciones pasan a un segundo plano, complementan el paisaje y se ven como “rocas tectónicas que emergen del suelo”, como un elemento más en la exposición de este museo viviente. (botanicoculiacan.org)