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El Llano Subercaseaux: Un barrio en la sombra

11/06/2014

  • De las casonas que perfilaban a El Llano Subercaseaux como una de las zonas más elegantes de Santiago, se conservan pocas. Pero hay algunas posteriores, que levantó la clase media según el concepto de ciudad jardín con que se había urbanizado el área norte de ese sector, que le dio un carácter único.

Fuente: El Mercurio

El Llano Subercaseaux: Un barrio en la sombra

No soy partidaria de proteger todo; entiendo que las ciudades deben cambiar, pero hay sectores con características o valores tan singulares que al intervenirlos de manera radical y poco meditada, pierden identidad. Tampoco estoy en contra de la densificación de la ciudad, pero no comparto la manera en que esta se ha llevado a cabo en algunos barrios, como en El Llano”, dice Paulina Alvarado, arquitecta de la Universidad de Chile, quien como Seminario de Investigación presentó en 2010, “El Llano Subercaseaux: valor patrimonial de un exponente de la ciudad jardín en la expansión de Santiago de Chile a principios del siglo XX”. Fue un trabajo que guiaron las profesoras María Paz Valenzuela y Marcela Pizzi, de la U. de Chile; una investigación que transformó a Paulina en una voz autorizada en el tema.

Algunas de las casas que presenté en ese trabajo ya no existen. Incluso las bodegas de la Viña Concha y Toro se están demoliendo para dar paso a más construcciones en altura. Convertir el barrio completo en Zona Típica es complejo, pero existen instancias intermedias de protección, como planes seccionales, que permiten conservar los valores que dieron sello al barrio -dice Paulina, quien está cursando el postítulo Conservación y Restauración de la Arquitectura.

Esas particularidades a las que se refiere son aquellas que quiso imprimir Ramón Subercaseaux Vicuña a las tierras del sector norte de El Llano cuando, a mediados de la década de los 20, se dio cuenta de que los alrededores se estaban urbanizando gracias a la llegada del tranvía en 1900, al impulso de las políticas habitacionales para trabajadores y al desarrollo industrial del sector.

Él planteó un modelo de ciudad jardín, un concepto que involucra casas aisladas, de baja altura y con jardines a la calle, y vendió tierras a amigos y familiares que buscaban acercarse a la naturaleza en espacios adecuados a la vida urbana. Antes del año 40 se construyeron casas de gran calidad arquitectónica.

Pero la historia de este barrio comenzó mucho antes, cuando en 1839 Ramón Subercaseaux Mercado compró una porción de lo que era la chacra San Francisco de El Llano para destinarla a siembras de trigo y cebada. Al morir, la chacra que se había destinado a viñedos, quedó en manos de su hijo Ramón Subercaseaux Vicuña, quien en 1893 donó parte de sus tierras al uso público para contribuir a la urbanización de la comuna. Hoy este se conoce como Parque El Llano, y es un importante pulmón verde dentro de la comuna. Ese es el límite oriente del barrio; al norte lo es la avenida Carlos Valdovinos; al sur, Salesianos y al poniente, la avenida Presidente Jorge Alessandri Rodríguez.

En 1937, cuando murió Subercaseaux Vicuña, sus descendientes lotearon las tierras, y El Llano, al igual que el resto de la comuna de San Miguel, aumentó significativamente su población. “De 1945 es la ‘Población Sociedad Nacional de Agricultura’, un grupo de casas, todas distintas y de muy buena factura. En ese caso, seguramente, se vendieron los terrenos y cada propietario construyó a su gusto. Son viviendas más bien eclécticas, que mezclan épocas y estilos, como arcos de medio punto, almenas, balaustros…”, sostiene Paulina, y agrega que en los 50 se empezó a edificar la parte sur del barrio. “Allí se levantaron modelos más simples, encargados por sociedades como la Caja de Empleados Públicos y Periodistas, la Sociedad de Reporteros Gráficos, y otros conjuntos relacionados con iniciativas estatales de fomento a la vivienda”.

Fueron construcciones que recibieron a una numerosa clase media, pero en los 90 comenzaron a desaparecer ante la presión inmobiliaria. Numerosas torres residenciales, impulsadas por el Plan de Renovación Urbana, dieron al barrio una nueva fisonomía.

Hoy nada de lo que hay en El Llano ha sido considerado por el Consejo de Monumentos Nacionales, y por lo mismo nada cuenta con protección especial, salvo la que le otorga el propio Plan Regulador Comunal que ha declarado como Zona de Conservación Histórica el Parque Llano Subercaseaux, así como las calles y avenidas adyacentes. También establece como Inmuebles de Conservación Histórica la antigua Casa de Don Ramón Subercaseaux y sus bodegas subterráneas, las bodegas de la Viña Concha y Toro y el Estadio El Llano. Son construcciones que para ser refaccionadas o demolidas, requieren autorización de la Secretaría Ministerial Metropolitana de Vivienda y Urbanismo antes de la obtención del permiso de la Dirección de Obras Municipales.

No es protección suficiente, y aunque es tarde, pienso que aún se puede hacer algo para que el sector no pierda todas las características que lo hacen único. Conservando la identidad y la memoria de los barrios, estos se potencian -sostiene Paulina.

“Originalmente, la chacra debe haber tenido mucho más de 94 hectáreas, porque esa superficie era la que entonces ocupaban las viñas”, sostiene Paulina Alvarado.