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Víctor Petermann abre teleférico en julio y lotea parte de Reserva del Huilo Huilo

27/01/2014

  • El empresario lleva más de dos años construyendo este proyecto que podrá transportar a 18 pasajeros a la vez hacia los bosques de lenga. Además, está tramitando los permisos para terminar una minicentral hidroeléctrica en la reserva.

Fuente: El Mercurio

Un proyecto que comenzó por casualidad es la Reserva Biológica de Huilo Huilo

Santiago de Chile, 26 de enero de 2014.- Un proyecto que comenzó por casualidad es la Reserva Biológica de Huilo Huilo, ubicada en la Región de los Ríos y propiedad de Víctor Petermann, ingeniero en minas y dueño de Tehmcorp.

Actualmente es un lugar de 100 mil hectáreas destinado, principalmente, al turismo, por estar lleno de saltos de agua, tener cerca de siete hoteles exóticos, ya sea con forma de montaña, hongo y tronco, además de canopy , circuitos de trekking , nieve, glaciares, museos, y hasta una cervecería artesanal.

Este empresario, nacido en Angol, no deja de crear. Y sus ideas no se restringen a un área, sino que cubren los más diversos intereses. De hecho, en julio próximo, y después de más de dos años de trabajo, inaugurará el teleférico de la Reserva, que constará de seis “casitas” (tres que suben y tres que bajan, con un total de 18 personas a la vez). Recorrerá cerca de 1.400 metros de distancia que desembocarán en un bosque de lenga que permanece nevado en invierno.

Además, en diciembre último, Petermann comenzó a vender la segunda etapa del loteo que se encuentra dentro del parque. Consta de 100 terrenos de cinco mil m {+2} y $18 millones cada uno. En el futuro, el empresario no descarta destinar otras áreas de la Reserva para este fin inmobiliario. “Podría ser cerca de las termas, en la nieve y hacia Neltume”, dice.

En 2013, en tanto, abrió en Pirihueico un nuevo proyecto que lo tiene entusiasmado, el Club Náutico Huillín. Son seis departamentos, los primeros de la zona, con capacidad de hasta ocho personas y que cuentan con áreas comunes. También dentro de los atractivos de la temporada 2014 hay una visita a dos nuevos saltos, el Puma y Leona, además del ya clásico Huilo Huilo.

Una caída y una oportunidad

La Reserva en los años 90 fue un proyecto forestal llamado Bomasa y que tenía como socio al también empresario Hernán Boher. No resultó, y ese fracaso Petermann lo tradujo en una oportunidad, y construyó un sueño: ofrecer a las personas un lugar para estar en pleno contacto con la naturaleza, mientras levantaba múltiples fuentes de trabajo para la gente de la zona, casi todos dedicados a la industria maderera.

Y es que el interés por la naturaleza de Petermann se arrastra desde su infancia, con su familia de corazón arraigado en el sur. Por eso su interés por estar siempre pensando en proyectos para captar a nuevos turistas. Encantar a la gente con el sur y todo lo que este ofrece es uno de los objetivos de Víctor Petermann.

Para desarrollar futuros proyectos, hoy el empresario está construyendo la tercera hidroeléctrica de la reserva, aunque con una diferencia. Las dos anteriores estaban destinadas a abastecer los aserraderos, mientras que esta destinará, de los 2,8 megawatts totales que generará, 1 MW a la Reserva y el resto a Saesa, dice Petermann. Están en la etapa de permisos. “La necesidad existe, y por eso estamos trabajando en ello”, señala.

Entre otros planes, Petermann pretende hacer de Neltume y Puerto Fuy algo equivalente a San Martín de los Andes y Bariloche, Argentina. Y también está obstinado en potenciar el paso internacional que cruza por Pirihueico.

Hace cinco años que el multifacetismo de Petermann lo llevó a crear otro proyecto. La cervecería, que produce también agua mineral, abastece tanto a la Reserva como a las zonas aledañas de sus productos. Aunque aún no tiene ningún plan, no cierra la posibilidad de algún día expandir la distribución.

Todo el sueño de Petermann se financia de la mina El Tesoro, que descubrió junto a un amigo y luego vendió a la familia Luksic. Asegura que aún el proyecto no es rentable, y espera que esta situación comience a cambiar en unos cinco años más. “Si pensara en cuánto he invertido, probablemente no haría nada. Por eso ni lo pienso”, confiesa.