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Comunidad Ecológica de Peñalolén en alerta ante posible “urbanización” del sector

08/04/2013

  • En 33 años pasaron de 4 a 480 familias en el área. Los tacos, la seguridad, el abastecimiento de agua y la basura, de a poco, se transforman en problemas del lugar.

Fuente: El Mercurio

Entre las 7:30 y las 8 de la mañana se produce el momento de mayor congestión en la salida de la comunidad a calle Antupirén.

Santiago, Chile. 8 abril, 2013. Cuatro familias fueron las primeras en instalarse en los terrenos de la Comunidad Ecológica de Peñalolén, en calle Antupirén. Fueron ellos quienes levantaron las primeras casas, prepararon los terrenos para el cultivo y debieron resolver problemas domésticos como obtener agua para el sector.

Han pasado 33 años desde entonces y la realidad actual de la comunidad dista mucho de sus primeros días. Hoy 480 familias viven en el lugar (unas 1.200 personas) y junto con ese crecimiento comienzan a aparecer dificultades.

Aunque decidieron vivir en la comunidad precisamente para alejarse del ruido y la congestión de la ciudad, ahora todos los días a las 7:30 de la mañana deben armarse de paciencia para salir de allí. El único acceso al barrio es un portón pequeño que no permite un tránsito expedito.

También los estacionamientos son un problema. En el sector El Sol de la comunidad se concentran los servicios -pago de gastos comunes, de agua- y los sábados todos llegan hasta allí en masa para hacer sus trámites, sin tener dónde dejar su auto.

El agua es otro gran tema. Los vecinos sacan esta de la Quebrada de Macul y justo por estos meses, antes de las lluvias, comienza a escasear. “Eso, sumado a que somos muchas más familias que en un principio y a que en las instalaciones hay filtraciones, hace que debamos restringir el consumo para no quedarnos sin agua”, cuenta Cristián Andrade, residente de la localidad.

La presidenta de la junta de vecinos de la Comunidad Ecológica, Jossie Escárate, explica que “la comunidad creció mucho y toda nuestra manera de autogestión de servicios tiene que cambiar. La ciudad nos alcanzó y, nos guste o no, no lo podemos controlar. Vamos a tener que hacer frente y cambiar nuestro funcionamiento para proyectarnos a otra escala”.

El sistema de reciclaje, por ejemplo, está siendo insuficiente. Los contenedores instalados en el acceso a la comunidad y los recolectores que pasan por las casas no dan abasto para la gran cantidad de material reciclable que producen los habitantes del sector.

“Nosotros queremos mantener este estilo de vida que elegimos, pero la realidad nos exige modificaciones”, advierte Escárate. Para hacerlas, los vecinos tendrán hoy una asamblea en la cual tratarán estos temas y buscarán opciones para enfrentarlos. En comisiones discutirán, por ejemplo, si se abren a la posibilidad de construir estacionamientos, qué harán con el sistema de obtención de agua, si crearán plazas y si harán ciclovías para desincentivar el uso de los vehículos.

“También tenemos que ver la seguridad porque hemos sufrido robos y hasta un incendio, cuenta Cristián Andrade.

Si bien los vecinos explican que su situación no es dramática, aseguran es necesario replantear su convivencia antes de que sea tarde. Eso sí, la presidenta de la comunidad advierte que “no vamos a perder nuestro sello y no nos vamos a llenar de pavimento”.

Quieren que sea una zona típica

En las 150 hectáreas de los terrenos de la Comunidad Ecológica de Peñalolén se pueden encontrar granjas de animales, terrenos de cultivo y centros comunitarios con talleres que difunden un estilo de vida autosustentable.

Por eso el lugar ya está incluido en los recorridos gratuitos que se realizan todos los años durante el Día del Patrimonio, que en 2013 se celebrará el 26 de mayo. Pero los vecinos consideran que ese reconocimiento no es suficiente, y por eso se plantearon como objetivo lograr que el Consejo de Monumentos Nacionales califique como zona típica a este sector.

De esa forma, estarían protegidos de eventuales cambios en el plan regulador comunal, que permita construcciones de mayor altura o densidad en parte de sus terrenos, como ocurrió con el instrumento planificador que propuso el municipio de Peñalolén en 2011 y que los vecinos rechazaron en un plebiscito.